La intervención realizada en la zona
marginal del Bronx en la capital de la República, ha conmocionado, consternado
y aterrado a Colombia y al mundo con los hallazgos encontrados en esta zona de
tolerancia, donde se ha impetrado explotación sexual a menores, secuestros,
tráfico de droga, existían casas de pique, esclavos y hasta túneles donde los
delincuentes se escabullían de las autoridades.
Son aberrantes los hallazgos, pero
también es irregular que los gobiernos se hayan hechos los de la vista gorda
conociendo con anterioridad esta problemática, también se debe tener mucho
cuidado con las intervenciones, aunque se han capturado expendedores,
incautados armas y alucinógenos y destruido las casas de vicios, preocupa que
no se ha realizado un trabajo social integral con esta población, donde se les garantice
una mejor calidad de vida y un proceso de recuperación que permita la
disminución de estas zonas de tolerancias, lo que conllevaría a decir que fue
peor la cura que la enfermedad, porque en vez de solucionar la problemática,
estaríamos desplazándola a otros lugares de la ciudad, ampliando estas zonas e
invadiendo otros sectores, como sucedió en el pasado con la famosa calle del
cartucho.
Las zonas de tolerancia o mal llamadas
ollas se están convirtiendo en un pan diario en todas las ciudades de Colombia,
pero es preocupante la situación que está presentándose en pequeños municipios,
donde era escaso el consumo de alucinógeno y la delincuencia, hoy en día
encontremos que a pesar que no existen zonas de tolerancia definidas, el
consumo de droga se ha incrementado de forma alarmante, que la prostitución
infantil va en niveles preocupante y que la seguridad ha mermado de manera
asombrosa.
Por eso se hace necesario de manera
urgente la intervención de los alcaldes y gobernadores, para que de manera
articulada trabajen mancomunadamente con las autoridades policiales y
judiciales para adelantar acciones que aseguren un balance entre las acciones de
seguridad y las acciones de tipo social como salud, educación, prevención,
oportunidades y tratamiento, que garanticen la
disminución de esta problemática en nuestros municipios, para así soñar con la
construcción de una vida digna y un mejor bienestar en nuestros jóvenes.
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