miércoles, 17 de septiembre de 2014

DERECHO A ELEGIR Y NO SER ELEGIDO

Nuestra Constitución política en su artículo 40 garantiza: “Todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político” para hacer efectivo este derecho puede escoger entre otros mecanismos: elegir y ser elegido.

Este derecho fundamental que nos brinda la Constitución para acceder al sistema democrático ha sido vulnerado a través de la historia por la clase dirigente, que –valiéndose del poder del dinero y con argucias– ha orquestado la violación de los mecanismos de participación democrática, cerrado la puerta de acceso a los cargos de elección popular a las clases menos favorecidas.


Es común ver en cada elección popular el constreñimiento, fraude y corrupción  del sufragante, así mismo la trampa en la inscripción de cédulas o el voto fraudulento con el que garantizan que los caciques políticos no pierdan sus curules en las elecciones populares y sigan gobernando e imponiendo a los mandatarios a nivel municipal y departamental.


Paradójicamente, son esos mismos congresistas, quienes en muchas ocasiones realizaron y efectuaron estos actos delictivos para la consecución de sus curules, los encargados de crear las leyes que combaten estos delitos y buscan “erradicar estas prácticas nefastas para la democracia de nuestro país.


En este propósito, nuestros honorables padres de la patria crearon la Ley Estatutaria 1475 de 2.011 más conocida como Reforma Política, con la que pretendieron adoptar reglas para la organización y funcionamiento de los partidos políticos y los procesos electorales, pero se convirtió en letra muerta ya que los partidos políticos en muchos casos obviaron y no le dieron cumplimiento, ya que los mecanismos de escogencia de candidatos y el otorgamiento de avales son manipulados por ellos lo que imposibilita la llegada de la clase menos favorecida a estos escenarios.


Sumado a esto, la alianza macabra entre políticos y grupos al margen de la ley obstruyó la puerta para que el acceso a los cargos de elección popular fuera democrático y, por el contrario, lo convirtió en el privilegio de unos pocos, los cuales con el poder del dinero, la intimidación o la fuerza, impusieron sus nombres para ser los representantes del constituyente primario.


El panorama en vez de aclararse, cada día se ensombrece más, ya que al conocer la Reforma presentada por el Presidente Juan Manuel Santos denominada Equilibrio de Poderes, encontramos que suprimirán el sistema de listas con voto preferente para las elecciones de corporaciones públicas.


Esto quiere decir que para estas corporaciones las listas se constituirán cerradas y los colombianos votaremos por los partidos, más no por candidatos, es de imaginarse que si con listas abiertas (donde podemos elegir por intermedio del voto preferente a la o las personas que nos representarán), se presentan dificultades y obstáculos para las aspiraciones de personas de los estratos populares, como será la talanquera en las listas cerradas.



Bajo esta perspectiva el derecho a ser elegido en Colombia es un sofisma, toda vez que en la práctica es un derecho para unos pocos.

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