Cuando el
presidente Juan Manuel Santos realizo la convocatoria pública para integrar la
terna del Fiscal General, me sorprendí, me llene de optimismo y avizore que
nuestro presidente incorporaba un nueva figura en la historia política de
Colombia, supuse y festeje que la terna para elegir el Fiscal General podría
ser escogida por meritocracia y que de una vez por toda eliminaríamos la
politiquería y el amiguismo en el nombramiento de los servidores de la rama
judicial.
Pero el miércoles pasado cuando el presidente
anuncia la tan anhelada terna, donde la Corte Suprema de Justicia elegirá el
Fiscal General, la cual quedo conformada por la asesora jurídica de la oficina del alto
comisionado para la paz, Mónica Cifuentes; al actual ministro de Justicia,
Yesid Reyes, y al ex superministro Néstor Humberto Martínez; debo admitir que
mi consternación y desilusión fue mayúscula, al conocer que muy a pesar que se
realizó una convocatoria pública que buscaba ampliar el espectro de aspirantes,
como permear de transparencia el proceso de la elección de la terna, en ultimas
fue el presidente Santos quien de manera autónoma conformo la terna de
elegible, lo que le permite conformarla con sus amigos, aliados o a su conveniencia.
Soy consciente
que por mandato constitucional y legal es el Presidente de la Republica a quien
le compete presentar la terna para la elección del Fiscal General a la Corte
Suprema de Justicia, pero también soy un crítico de este mecanismo, puesto reclamo
que la elección de funcionarios de la rama judicial y de los órganos de control
debe estar revestida de transparencia y ser por meritocracia para garantizar la
imparcialidad e independencia de sus actuaciones, para que el funcionario asuma
su cargo gracias a su capacidad y no deba favores que puedan manchar su gestión
más adelante.
Aunque la
iniciativa de realizar una convocatoria pública no fue del Presidente de la Republica,
ni de su gobierno, creo que el presidente con la expedición del Decreto 450 de
2016 donde establece el trámite para la integración de la terna de candidatos a
Fiscal General de la Nación, dio una gran avance, abrió una puerta, consagro un
triunfo de las organizaciones que propenden por la transparencia de estos
procesos, por eso creo necesarios que se debe seguir insistiendo y luchar hasta
lograr que los órganos de control y la rama judicial puedan ser integrados por
meritocracia y no a dedo, para que sus actuaciones no estén bajo ninguna
controversia, sean pulcras, en derecho, puesto que sus electores o los
contradictores de estos, pueden resultar afectados por sus decisiones.
Mientras tanto confiemos en la idoneidad,
independencia, trasparencia y capacidad de los juristas que conforman la terna,
tengamos la esperanza que quien resulte elegido pondrá al servicio de la
entidad toda su experiencia y conocimiento, por eso coadyuvará para que los
colombianos recobremos la credibilidad y confianza en la Fiscalía, Dios quiera
se imponga el viejo refrán “Zapatero a tu
Zapato” y la Corte Suprema escoja un experto penalista que pueda actuar con
conocimiento de causa, para que no sigamos improvisando y elijamos auténticos
especialistas en los campos que van a ejercer, solo así avanzaremos en la
construcción de un mejor país.
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