Diariamente vemos con preocupación cómo
la corrupción gana espacio en nuestro país. Según informe de la Contraloría
General de la Republica, en el primer semestre de 2016 se detectaron 209
hallazgos con presunta incidencia fiscal por $92.912 millones de pesos en los
recursos de regalías, lo que nos sugiere que los dineros destinados a la mejora
de las condiciones de vida de los colombianos no se invierten como deben ser.
Sumado a esto vemos cómo el robo de
celulares, los atracos y ataques con ácido se han incrementado, lo que plantea
la necesidad de endurecer las penas para combatir estos flagelos que atentan
con el bienestar y tranquilidad de la ciudadanía y se ha convertido en un
problema social en el país.
Sin embargo, pese al aumento de la
delincuencia y el aumento de casos de corrupción que desangran las entidades
territoriales, nos encontramos que el gobierno nacional ha presentado un
proyecto de Ley denominado “Ley de
Primeras Casusas” que no es otra cosa que establecer mediante ley de la
República que 79 delitos -como
hurtos, estafas que no superen los 103 millones de pesos en su defraudación-
sean considerados contravenciones. Esto permitiría que no fueran detenidos en
centros carcelarios y peor aún, la iniciativa daría vía libre para que
sindicados y condenados por atraco, robo de celulares y ataques de ácido
quedaran en libertad.
Muy respetuosamente estoy en total
desacuerdo con este proyecto de ley, puesto que estaríamos invitando los
delincuentes a seguir delinquiendo y escudarse en que su delito no supera los
103 millones de pesos. El legislativo no puede permitir que al delincuente se
le brinde prerrogativas para que siga azotando a los colombianos de bien.
Por el contrario, el Estado debe brindar
garantías al colombiano honesto y trabajador de que su seguridad, integridad y
tranquilidad no van a ser violentadas por culpa de leyes que hacen apología al
delito y permiten la defraudación de los dineros públicos.
Si los honorables congresistas aprueban
este proyecto de Ley, estarían enviando un mensaje errado a la sociedad
colombiana, ya que estaríamos diciendo: “A robar se dijo” puesto que la ley
se convierte en un mecanismo para que los delincuentes evadan el peso de la ley
y enfrenten el castigo de restringirles la libertad.
La crisis carcelaria se
debe solucionar con otras alternativas y medidas, no podemos crear y agrandar
un flagelo como la estafa, hurto y ataques de ácidos con el pretexto de acabar
con el hacinamiento carcelario, pues estaríamos poniendo en práctica el dicho “es peor la solución que la enfermedad”.
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