Es triste y desalentador el panorama
para la mayoría de municipios del Cesar donde, según estudios de la Secretaría
de Salud, solo 10 municipios, de los 25 que conforman el departamento, suministran
agua apta para el consumo humano a sus habitantes, aunque su
calidad no sea óptima.
Es inaudito que en pleno siglo XXI
exista en el departamento 6 municipios que su calidad del agua supera el 87%
del IRCA índice de Riesgo de la Calidad del Agua, sumado a 5 municipios más que
su porcentaje es más bajo pero que no les alcanza para superar los análisis y
proveer agua potable a sus habitantes.
Analizando estas cifras, es preocupante
la situación que padecen los habitantes del Cesar, porque no podemos olvidar
que beber agua sin las condiciones óptimas nos hace vulnerables a contraer
enfermedades diarreicas agudas, fiebre tifoidea, hepatitis A, entre otras, de
las 25 enfermedades que la Organización Mundial de la Salud ha establecido que
pueden afectar a las personas por el consumo de agua contaminada.
El gobierno nacional amparado en los
principios constitucionales y legales sobre la descentralización administrativa
y los conceptos del Consejo de Estado trasladan la responsabilidad y
atribuciones a los alcaldes, de asegurar la prestación de los servicios públicos,
la construcción de obras de acueductos y alcantarillados y efectuar las
inversiones en infraestructura que requiera el sector para garantizar una
prestación del servicio con calidad y excelencia.
Pero la situación se torna desoladora,
al examinar la situación financiera que atraviesan los municipios que padecen
esta problemática, donde su grave déficit fiscal no permite que las
administraciones con recursos propios realicen inversiones para garantizar a
sus habitantes un mejor servicio, peor aún muchos de estos municipios fueron descertificados por la Superintendencia
de Servicios Públicos, lo que implica, que los recursos del
Sistema General de Participación en Agua Potable y Saneamiento Básico serán
manejados por el Departamento, lo que dificulta la inversión.
Sumado a ello evidenciamos la
incapacidad y negligencia de Aguas del Cesar y el Plan Departamental de Aguas
en la administración de los recursos, la ejecución de obras e intervención de
acueductos para garantizar por lo menos el suministro de agua apta para el
consumo humano a cada uno de los habitantes de los diferentes municipios que
hacen parte de este convenio.
La situación es grave y preocupante,
municipios como Tamalameque que figura como la población que suministra la peor
agua del país, necesitan de la ayuda del Gobierno Nacional y Departamental para
solucionar esta difícil situación, para que sus habitantes no padezcan de una
emergencia sanitaria y de salud, por eso exhorto a estas autoridades para que
ayuden, trabajen unido con los municipios, prioricen las inversiones y
proyectos que permitan brindar agua potable a los Cesarenses, recordemos que el
Agua es vida, no permitamos que se convierta en muerte.
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