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Desde el anuncio de la visita de
Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco a Colombia se desato una serie de
discusiones y controversias, de carácter religioso, político y hasta económico
donde se aprobaba y agradecía y en otras donde se criticaba y rechazaban la
presencia del pontífice en nuestro país.
Muy a pesar de las discrepancias
creadas por la visita del santo padre, el papa Francisco con su humildad, carisma
y mensajes fascino a muchos críticos, agnósticos y ateos que vieron es sus
palabras un mensaje de esperanza, reconciliación, paz y amor que nos permite
soñar en un nuevo país, en una mejor sociedad y un mejor futuro.
A los Jóvenes les pidió que "No se
dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan esperanza" los jóvenes como pilares fundamentales de la sociedad, deben
convertirse en personas transformadoras, que cambien las malas costumbres que
han sumido al país en la corrupción, pobreza y desesperanza, por eso deben
asumir su compromiso histórico y ser quienes guíen a Colombia al camino de la
paz, el progreso y desarrollo.
A su iglesia y a los sacerdotes les
aclaro "No podemos aprovecharnos de nuestra
condición religiosa y de la bondad de nuestro pueblo para ser servidos y
obtener beneficios materiales" invitándolos a que deben abandonar
sus comodidades y se conviertan en verdaderos pastores, que con humildad y
sencillez propendan por la defensa de los más débiles y en favor de la paz.
Al gobierno y clase gobernante les
manifestó "Los animo a dirigir la mirada a los que
están excluidos y marginados en la sociedad actual, los que no cuentan para la
mayoría y son postergados y arrinconados. Todos somos necesarios para crear y
formar la sociedad. Esta no se hace solo con algunos de ‘pura sangre‘, sino con
todos" con lo que los exhorto a trabajar por satisfacer las
necesidades insatisfechas de las comunidades, a trabajar incansablemente para
extinguir la pobreza y discriminación, garantizando bienestar y mejoramiento de
las condiciones de vida a cada uno de los habitantes de nuestro hermano país.
A las victimas los animo "Sanemos
aquel dolor y acojamos a todo ser humano que cometió delitos, los reconoce, se
arrepiente y se compromete a reparar, contribuyendo a la construcción del orden
nuevo donde brille la justicia y la paz" porque a pesar del dolor
y daño causado debemos brindar la oportunidad a nuestros victimarios a cambiar
de vida, a reconciliarnos y construir una nueva Colombia, donde todos podamos
convivir sin odio y rencores.
En cuanto a la paz manifestó “En
Colombia aún hay espacio, para la cizaña: estén atentos a los frutos, cuiden el
trigo y no pierdan la paz por la cizaña” lo que nos enseña que debemos
fijarnos en los beneficios que trae la paz al país y a nuestras vidas, que en
las posiciones políticas de sus contradictores, por eso se hace necesario un
compromiso sincero de reconciliación para que existe verdad, justicia y
reparación acompañada de la misericordia de cada uno de nosotros para poder
cimentar las bases necesarias para construir una paz estable, duradera y
sostenible.
Dios permita que estas reflexiones,
mensajes y enseñanzas del papá Francisco calen en la consciencia de todos y
cada uno de los colombianos, para que desde nuestro actuar y proceder
cimentemos unas bases sólidas para cambiar a Colombia, devolverle la paz, el
progreso y desarrollo que se merece.
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