lunes, 9 de julio de 2018

DESPERTAMOS DEL SUEÑO

Con ocasión del Mundial de Rusia nuestra selección Colombia se convirtió en el opio del pueblo, donde olvidamos nuestras diferencias, la polarización política, las necesidades y problemas para unirnos en torno del equipo nacional para apoyarlos, brindarles fuerza, enviarles los mejores deseos e incentivarlos alcanzar este logro deportivo significativo, como es convertirnos en campeones mundiales.


Aunque ante Inglaterra nuestros jugadores dejaron el alma, lucharon con pundonor y amor por su camiseta, quedamos eliminados desde la lotería de los puntos penales. Desde ese momento la frustración y tristeza se apoderó de más de 50 millones de compatriotas, que comenzamos a despertarnos del estado de somnolencia que nos produjo el fútbol y la actuación de estos valientes para posar los pies sobre la tierra y volver a nuestra realidad.

Ante la deficiente y polémica actuación del árbitro Mark Geiger en el compromiso de Colombia, revivimos nuestro lado más oscuro y violento, creamos memes donde evocábamos uno de los criminales más crueles de nuestra historia para manifestar nuestro inconformismo contra el juez, contribuyendo con ello a que sigan mancillando nuestra nacionalidad y dignidad en el exterior, al vincular al colombiano con las drogas, violencia y Pablo Escobar Gaviria.

Retornamos a la polarización, a los odios y disputas, donde muchos de nuestros compatriotas insultan, maltratan o no le perdonan a don José su planteamiento táctico, a Mateus Uribe y Carlos Bacca haber desperdiciado sus definiciones desde el punto penal, sin reconocer que esto es un juego donde se gana, se empata y se pierde, y que las tandas de penales se convierten en una lotería donde se pueden equivocar como humanos.

Volvimos a una dura, desafortunada y cruel realidad al conocer la perpetuación de una masacre en Argelia (Cauca), donde vilmente perdieron la vida 7 campesinos de esta comunidad, avivando el miedo, evocando los tiempos más violentos, tristes y dolorosos del terrorismo y el crimen organizado en el país.

Reaparecieron las intimidaciones, amenazas y desplazamiento forzoso a personas por su ideología política, como el caso de la docente Deyanira Ballestas quien por medio de llamada telefónica le ordena salir del municipio de San pablo Bolívar, si no quiere que atenten contra su vida.

Persisten los asesinatos a líderes sociales, quienes vienen siendo silenciados, sin que el gobierno nacional haga uso de los recursos estatales para garantizarles su integridad física y vida. El más reciente fue el líder comunal Luis barrios en el municipio de el Palmar de Varela (Atlántico), quien fue asesinado en su lugar de habitación, mientras departía viendo el partido de la selección Colombia con Inglaterra.

A pesar de que salimos del letargo al que el fútbol nos había sumido, no reaccionamos, seguimos en la batalla de agresiones por nuestra ideología política, sin importarnos el futuro de los acuerdos, la implementación de la JEP, combatir la corrupción, proteger la vida de nuestros líderes sociales, defensores de derechos humanos, implementación de políticas públicas que nos garanticen una buena educación, salud, un país sin inequidad social y con oportunidades, que nos permita soñar con una gran nación, en paz, unida en constante desarrollo y progreso.

Muy pronto nos sumergiremos nuevamente en la modorra que no nos permite divisar la construcción de un mejor país, solo que en esta ocasión no será por el fútbol, sino por la participación de nuestros ciclistas en el Tour de Francia, mientras nuestro país se desmorona a pedazos.

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