Desde hace más de 3000
años en la antigua Grecia se celebraba ya el Día de la Madre en honor a Rea,
madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades, posteriormente los Romanos
adoptaron esta celebración, brindándole ofrendas a la diosa Hilaria en el
templo de Cibeles. Los católicos transformaron estas celebraciones para honrar
la virgen María, madre de Jesús, según el santoral católico es el 8 de
diciembre día de la Inmaculada Concepción, en 1914 Woodrow Wilson presidente de
los Estados Unidos, proclamó el segundo domingo de mayo como el Día de la Madre,
conmemoración que han adoptado muchos países hasta tenerse en la celebración
actual.
Colombia no es la
excepción por eso, en el mes de mayo conmemoramos el Día de la Madre, fecha
especial, donde homenajeamos al ser más preciado, amoroso, consagrado y
escogido por Dios para que engendrará su obra maestra, además aprovechamos la
ocasión para manifestarles nuestro afecto y agradecimiento por estar a nuestro
lado siempre que la necesitamos, por su paciencia infinita, cuidados y amor
incondicional.
Esta conmemoración no
debe tener fecha, ni calendario, debe ser una manifestación diaria, intuitiva,
espontánea donde honremos el sacrificio, dedicación y cariño de estas súper
heroínas, guerreras, quienes se desviven por brindar lo mejor a sus hijos, sin
esperar nada a cambio.
Sin embargo y pese
que es el ser más preciado en nuestros hogares, esa denominación insigne “Madre”
queda bajo el derrotero de todo tipo de conflicto social, por cuanto la mayor
ofensa, desdén e improperio lanzado a un ser humano inicia con términos
peyorativos hacia su madre.
En nuestro diario
vivir desde trabajadores informales hasta dignatarios políticos y grandes empresarios,
recíprocamente son estropeados por la sociedad donde la primera fuente de
inspiración para el lance de insultos son las Madres. Existen otros seres
inhumanos, despiadados y brutales que hacen de la violencia contra la mujer, su
pan de cada día sin importarles que golpea y lastima un ser delicado, dador de
cariño y progenitora de sus hijos o del mismo género del ser que les regalo la
vida.
Por otra parte, y
reprochable situación los de integrantes de grupos al margen de la ley o
delincuencia común, que a pesar que son nacidos de un ser que les dio vida,
arrebatan cruelmente ese don preciado, sin ni siquiera estimar el dolor
incalculable que le ocasionan a una Madre.
Aunque el actuar de
estos personajes nos lesione y maltrate directa e indirectamente; el término
despectivo u ofensivo hacia sus madres, no es justificable, puesto que ellas en
su mayoría brindaron todo cuanto fuera posible para ser de sus hijos grandes
seres humanos, revestidos de valores y principios, pues son mujeres valiosas alejadas
de los actuares de sus descendientes, a quienes debemos admirar y nunca
maltratar.
Aprovechando la
proximidad del día de la Madre quiero agradecer al padre celestial por
brindarnos la oportunidad de contar con una progenitora, quienes a pesar que la
vida las golpea, caen, se levantan y luchan por brindarnos lo mejor, cada uno tiene
la fortuna de tener una madre, pero afortunadamente yo tengo la mejor del
mundo, gracias mamá.
Como manifestó el predicador Edwin Hubbel Chapín:
“ningún lenguaje puede expresar el poder,
la belleza y heroísmo del amor de una madre”, por eso solo nos resta
agradecerle en su día, en especial a las madres de mi pueblo Tamalameque, que
nada piden, todo lo dan. Feliz día de las Madres.
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