Los Tamalamequeros siempre hemos profesado,
manifestado y demostrado nuestra admiración, aprecio y amor por Tamalameque,
por ese terruño hermoso enclavado a la margen derecha del Río Grande de la
magdalena, rodeado de ciénagas y sabanas que lo convierten en un lugar mágico y
lleno de encantos que nos deslumbran y muchas veces nos hace soñar e inclusive
delirar que vivimos en el mejor vividero del mundo.
Todos los Tamalamequeros nos
sentidos orgullosos de la hermosa tierra que nos vio nacer, siempre hemos
creído que vivimos en la sucursal del cielo, que tenemos la tierra más hermosa
del planeta, por la cual discutimos y hasta pugnamos con nuestras amistades y
conocidos de otras latitudes que quieren hacernos ver las necesidades
insatisfechas, el atraso, abandono y letargo donde se encuentra nuestro pueblo.
Nosotros ciegamente y con una
inquebrantable decisión y convencimiento argumentamos las bondades, riquezas y
belleza con que cuenta nuestra tierra, soñamos despierto y creemos nuestra
ilusión óptica de las incalculables bondades, cualidades y hermosura del pueblo
de nuestras cuitas.
Como Tamalamequero defiendo y
difundo esta tesis, felicito y valoro a todo paisano e hijo adoptivo de este
Municipio que lo ame, respete e imagine como la perfección, como el sitio
escogido por Dios para alegrarnos nuestras vidas.
En cualquier rincón de Colombia y
del mundo siempre encontraremos personas que manifiesten su admiración por San
Miguel de las Palmas de Tamalameque, pero por cosas de la vida en Girón
Santander, en una reunión de paisanos me encontré con un amigo, coterráneo e
hijo de este Municipio el cual sobre pasa sus expresiones, manifestaciones y
actuar de amor y Aprecio por su tierra.
Se trate de Davin Enrique Arrieta Núñez, un Tamalamequero, enfermero que labora
desde hace muchos años en la Clínica Chicamocha en la ciudad de Bucaramanga,
pero que a pesar del tiempo de haber partido de su natal Tamalameque, de
haberse radicado en la ciudad de los parques, en la ciudad bonita, no cambia su
percepción, apreciación y sueño que su natal terruño es el Paraíso Terrenal.
Hablar con Davin es escuchar,
percibir y creer que en Tamalameque hacen el mejor bollo, que contamos con las
mejores calles, que tenemos la mejor música, que poseemos el mejor agua
potable, la mejor tarima, que disfrutamos del pueblo más tranquilo, más ameno y
con todas sus necesidades básicas satisfechas.
Pero ante todo hablar con Davin es sentir,
valorar, apreciar y manifestar afecto, admiración, cariño y amor por esa tierra
que nos vio nacer, es aprender a sentirte orgulloso de ser Tamalamequero a tal
sentido que en las fechas patrias en su casa no se oye el Himno Nacional sino
el Himno de Tamalameque.
Qué alegría, satisfacción y
deleite es escuchar el infinito sentido de pertenencia y amor que este paisano
siente por su tierra, por su gente, por sus costumbres, por sus antepasados;
ojala todos los Tamalamequeros podamos valorar, respetar y apreciar nuestro
terruño, ese sitio hermoso y maravilloso donde nacimos.
Ojala Tamalameque cuente con mil Davin Enrique,
ojala Tamalameque fuera administrado por dirigentes que tuvieran esa vocación,
inspiración, compromiso y sentimiento de este coterráneo hacia su pueblo, estoy
seguro que si esto fuera posible San
Miguel de las Palmas de Tamalameque no estuviera sumido en el Atraso y Abandono
en que se encuentra, sino que se encontrara en la ruta del Bienestar, Progreso
y Desarrollo que todos soñamos y que Davin Enrique Arrieta Núñez exterioriza,
alega y afirma.
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