Después de más de cuatros meses de comparsas, desfiles,
fandangos, guacherna, lectura de bando, coronación del rey momo, festival de
orquestas, batalla de flores, encuentro de letanías por fin se acerca el
–lamentable para muchos y feliz para otros– entierro de Joselito.
Todos pensaran que me refiero a las fiestas culturales
más importantes del Caribe colombiano, del patrimonio oral, cultural e
inmaterial de la Humanidad, el carnaval de Barranquilla, pues no, queridos
lectores.
En esta oportunidad me refiero a otro espectáculo que en
la actualidad han convertido en pasatiempo, jolgorio y folclor, olvidándose de
la relevancia e importancia que representa para los departamentos, regiones y
el país, este trascendental proceso, como son las elecciones a cámara de
representantes y senado de la república.
Pero, al transcurrir el tiempo, hemos evidenciado cómo
las elecciones a estas grandes dignidades pierden la relevancia e importancia
que ameritan y vemos que en vez de ideas, propuestas y soluciones a las
necesidades que padece el país, los departamentos y municipios, encontramos que
los candidatos a lo largo de sus campañas se esfuerzan para montar grandes
comitivas, juergas, bailes que dormitan al elector y lo sumergen en un profundo
letargo haciéndolo levitar en un mundo ajeno a su problemática, la de su
contexto y su pueblo.
Por eso, cada día en nuestro departamento encontramos con
preocupación que la gran mayoría de candidatos visitan nuestros pueblos e
invitan a una gran francachela, pero no exponen propuestas que conlleven un
mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes. No dan solución a la
grave problemática del agua, la salud, educación, seguridad e infraestructura
que necesitan nuestras comunidades para alcanzar un mejor vivir, desarrollo y
progreso sostenible.
Esta crisis política y de liderazgo no solo se evidencia
en los candidatos o en la dirigencia, sino que está empotrada en los partidos
políticos, en esos partidos en cuya responsabilidad reposa, poseer una
ideología, principios, valores, proyectos y objetivos comunes pero en contrario
sensu encontramos intrigas, envidias, rivalidades y lucha por poder.
Es pan nuestro de cada día encontrar, por ejemplo,
en el Partido Conservador –que según sus partidarios es La
fuerza que decide– divisiones a nivel nacional entorno a mantenerse en
la Unidad Nacional y seguir untados de mermelada o asumir un rol de oposición y
llevar candidato presidencial y en el ámbito departamental con disputas
internas.
En Cambio Radical, como su eslogan lo dice “Tomando
partido”, vemos
a nivel nacional un interés por cautivar votos a través del programa de
vivienda que lideró su jefe, Germán Vargas, y en el plano departamental
palpamos la toma de partido o golpe de partido que realizará Eloy Quintero y
Alfonso Mattos obligando al exilio político de Franco Ovalle y Tuto Uhia.
En el liberalismo que pregona ser un partido “Para
que vivas mejor”, nos topamos con el oportunismo de muchos de sus
líderes, los cuales están decididos a bailar al son que le toquen y convenga;
de ahí que 2 de sus 4 candidatos a la cámara en el Cesar renunciaron para poder
vivir mejor con las nuevas alianzas y mermelada prometida.
En el partido de gobierno la U, por ninguna parte
avizoramos que se encuentren “Unidos, como debe ser” ya que encontramos posturas
encontradas y amores ambivalentes entre el presidente Santos y el expresidente
Uribe, y en el departamento palpamos el descontento de alguno de los candidatos
por los privilegios y apoyo a un candidato especifico.
Así mismo observamos en el movimiento Opción ciudadana
que nada coincide con su eslogan “Grandes decisiones, grandes
cambios”, toda vez que siguen en el ámbito nacional con su decisión de
incluir en su lista al senado a personajes de dudosa honorabilidad y en el
ámbito del Cesar no encontramos ningún cambio ya que es una lista que sigue
como hace 4 años haciéndole el favor a un mismo candidato.
Y el Cendro Democrático, el partido del expresidente
Uribe, el cual pregona Mano firme y corazón grande, podemos constatar que existe la
firmeza para imponer su férrea voluntad como ocurrió en la convención, donde
sin importar las objeciones, impuso su candidato presidencial y un corazón
grande para esperar confiados que los electores apoyen sus listas sin conocer
los demás candidatos sino por el solo hecho de ser el partido de Uribe.
Yo me pregunto asi como cuestionaste los demas seras capas de cuetionar el ideal de tu partido
ResponderEliminarSeñor Anónimo El texto es muy objetivo... Lea bien y no exponga conceptos apriori ni apasionados. Keyla Yadira
EliminarQuerido Amigo Anonimo soy autocritico del Partido del cual comparto mucho de sus ideales por eso en este artículo esta inserto mi "partido".
EliminarLa imagen representativa de esta columna es bien plausible, el contexto general del tema es palpable especialmente el párrafo cuatro... Una vez mas mil felicitaciones por expresar y compartir tan acertado texto
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