miércoles, 23 de julio de 2014

EL CONGRESO ENTRE DISPUTAS PARTIDISTAS Y SU DEBER DE LEGISLAR

Mientras el país se maravilla y concentra su atención en el éxito, la gesta y los logros de un Colombiano ejemplar que con su fútbol cautivó al mundo, nos puso a soñar, nos alimentó la ilusión y  nos enseñó a creer en nosotros: James Rodríguez, -el que con su magia, goles y gambetas nos llevó a cuartos de finales del mundial, se consagró goleador, convirtió el mejor gol y para muchos fue el Mejor Jugador del torneo-, lo que llevó al mejor club del mundo, según algunos, el Real Madrid a poner sus ojos en él y ficharlo por 80 Millones de Euros.

En el Congreso de Colombia se reunen los llamados Padres de la Patria, elegidos por el constituyente primario para que legisle, elabore, interprete, reforme, o en algunos casos derogue las leyes que requiere el país para mejorar las condiciones de vida de la sociedad y solucionar sus problemas y enfrentar los retos de la Nación para situarla en un puerto a salvo y en la ruta del Progreso y Desarrollo.

Pero en lugar de eso, en las pocas o escasas sesiones que se han adelantado desde el 20 de Julio, día que se posesionaron estos ilustres hombres, solo nos han presentado a los pocos colombianos que hemos seguido su actuar un vergonzoso espectáculo alejado de las necesidades apremiantes de nuestra nación.

Vemos a la Izquierda tratando que se adelante un debate en contra del expresidente Uribe por sus posibles vínculos con el paramilitarismo y que las investigaciones sean asumidas por la Corte Suprema, lo cual no es posible porque la Corte solo puede asumir investigaciones del Expresidente por las conductas que adelante en la actualidad como senador.

También observamos al Centro Democrático con su afán de figurar, recobrar el papel protagónico perdido, desde la dejada del poder de su máximo líder, despotricando, denigrando e incluso insultando al presidente Santos, su gobierno y su política, los militantes de este partido político, con elocuencia resonante, piensan que su papel es adular a Uribe, al cual siguen llamando presidente (olvidándose su condición de expresidente y más aún de senador en la actualidad), adulan su gobierno y obras las cuales transcurrieron hace más de 4 años, y que el país conoce, agradece y crítica en algunos casos.

Los Partidos de la Unidad Nacional se encuentran a la defensiva y en férrea defensa del Presidente Santos, sus políticas, su Gobierno, sus cuotas burocráticas y su porción de mermelada por eso no pierden la oportunidad y protagonismo para demostrar su condición de adulones  incondicionales del ejecutivo.

Mientras nuestros distinguidos senadores mantienen estas posiciones y discusiones banales, nuestro país necesita grandes reformas que constituyan una hoja de ruta para mejorar de una vez por toda la problemática del sector Salud, de la Educación o la Justicia, que nos permita la construcción un país más equitativo, incluyente y con oportunidades que nos abone el terreno para la llegada de la tan anhelada Paz.
Por eso se hace necesario que el Congreso Colombiano y sobre todo figuras rutilantes como Horacio Serpa, Antonio Navarro, Jorge Robledo, Roberto Garlein, Claudia López y Álvaro Uribe demuestren su liderazgo y amplio conocimiento del país para enderezar el camino y trabajar mancomunadamente, (sin importar el partido o ideología política), por este país hermoso y maravilloso que tanto lo necesita.

De esta manera devolveremos la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, la esperanza a los habitantes por un país mejor, el sueño a la sociedad de una nación en paz, pujante, llena de progreso, desarrollo, bienestar, con las necesidades satisfechas y la erradicación de la pobreza extrema.


De lo contrario los colombianos debemos sumirnos en el sueño, alegría y orgullo por los triunfos de nuestros deportistas, más no en los avances y transformaciones como nación o país que nos garantice un mejor futuro y mejoramiento de las condiciones de vida de las nuevas generaciones.

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