martes, 17 de febrero de 2015

COLOMBIA ES PURO CARNAVAL

La Costa Atlántica en general celebraron los Carnavales este fin de semana y el Martes enterraron a Joselito, estas fiestas que se celebran en honor al Rey Momo de los griegos, a Dionisio o Baco de los romanos, donde la gente se sustrae de la difícil realidad económica, social y administrativa que viven sus municipios y se dedican a disfrutar las manifestaciones folclóricas, la burla, la locura, el desenfreno y la ingesta de licor.

Muy a pesar que estas fiestas culturales tienen una fecha determinada para su celebración, en Colombia parece que vivimos un carnaval en nuestro diario vivir, por eso encontramos como las grandes figuras de un partido político, optaron por fugarse a otros países, para no ser juzgados por los supuestos delitos que cometieron en el ejercicio de su función como servidores públicos.

Así mismo, nos damos cuenta como hizo carrera en nuestra bella patria, la interceptación de llamadas a líderes de la oposición, altos magistrados, figuras políticas y públicas que no coincidieran con el pensamiento del gobierno nacional, como esos mismos prohombres contrataban un hacker, para que interceptará el proceso de paz, se le pagará con dineros personales de la cuenta del hijo de un candidato a la presidencia y ahora que la Fiscalía General de la Nación, valientemente, inicia las investigaciones pertinentes, estos personajes lo llaman persecución política.

En nuestro país ya es común que nuestros reclusos sufran las penurias del hacinamiento en las cárceles colombianas o el viacrucis que padecen nuestros compatriotas en cárceles de otros países, sin que nadie abandere campaña para apaciguar su difícil situación, pero sí es normal que un expresidente realice campaña y despliegue mediático por la situación de un líder político detenido en nuestro vecino Venezuela.

De la misma manera miramos perplejo las duras criticas de un senador por las posibles concesiones que el gobierno nacional promete conceder a la insurgencia de las Farc en los diálogos de paz, sin importar que en su momento este personaje, ofreció los mismos privilegios o aun mayores a estos mismos personajes si adelantaban un proceso de paz con su gobierno.

Tristemente palpamos como nuestra sensibilidad social se va agotando, y damos más importancia y despliegue periodístico a la obtención de una corona de miss universo o la lesión de una de nuestras estrellas futbolísticas, que la masacre de unos niños ocurrida en el Caquetá.
                                          
Colombia debe despertar y cambiar el rumbo de su historia, no podemos permitir que algunos pocos nos lleven al desmadre donde no se permita que la justicia castigue sus malas actuaciones, que impidan que nuestro país disfrute de la paz que tanto anhelamos. No podemos seguir sin solucionar nuestros problemas y necesidades internas por estar pendientes a las de países vecinos. No podemos permitir que nuestros niños sigan sufriendo las aberraciones, maltratos e injusticia de los mayores. Debemos detener esta comparsa macabra de carnaval de la muerte en que nos han sumido, porque solo así podemos soñar en un nuevo país que nos garantice el progreso y una vida en paz, de lo contrario estaremos condenado asistir no al entierro de Joselito carnaval sino al funeral del un hermoso país llamado Colombia.

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