Con gran complacencia hemos festejado el logro de
nuestros ciclistas en las carreteras Europeas y con regocijo disfrutamos del
triunfo de Nairo Quintana y Rigoberto Uran en el Giro de Italia, o porque no,
celebrar los éxitos de nuestra Saltadora Catherine Ibargüen en la Liga de Diamante o en los Campeonatos Mundiales de Atletismo.
¿A quién no le causa satisfacción que nuestra Selección
Mayor ocupe el 5 puesto en el Mundial de Fútbol?, ¿que reciba el premio al
Juego Limpio?, ¿que nuestro James Rodríguez alcance la Bota de Oro, que lo reconoce como el Goleador del Mundial, o el
Premio Puskàs, como anotador del mejor gol del año 2.014?.
Así mismo nos alimenta el orgullo y sube nuestra vanidad
conocer que la mujer más linda del universo Paulina Vega Dieppa es oriunda de
nuestra tierra, que la mala imagen del
país a nivel mundial por causa del narcotráfico y el terrorismo ha mermado y
después de más de 56 años pudimos ver de nuevo coronada una de nuestras beldades
en Mis Universo.
Nuestro país ha cosechado muchos triunfos, logros estos,
que nos han llenado de orgullo y satisfacción, por lo que ha despertado en
muchos de nuestros niños y jóvenes el querer emular estos éxitos alcanzados, para
encumbrarse en la fama nacional y porque no mundial.
Sin embargo estos triunfos, en muchos casos, se convierte
en un mal mensaje, pues nuestros jóvenes y niños piensan que es más fácil salir
de su precaria situación económica y social por medio del deporte y los
desfiles, olvidándose de lo primordial, el crecimiento intelectual, el estudio
o preparación para afrontar el futuro y crear las herramientas necesarias para
la construcción de un mejor mañana.
De ahí, que veamos con preocupación los pésimos resultados
en las pruebas saber, en las pruebas Pisa o el alto grado de deserción escolar,
lo que conlleva al establecimiento de una sociedad sin aptitudes y capacidades,
miembros de ésta, que carecen del conocimiento necesario para mejorar su
calidad de vida que le permita asumir un papel activo en la tomas de las
decisiones para construir un futuro mejor.
¿Pero que nos espera a los colombianos? si a diario nos
inundan los medios de comunicación con series o novelas que hacen apología al
delito. Nuestros ilustres dirigentes nos enseñan como evadir la justicia. Una
congresista denigra de nuestro único premio nobel. A diario nos enseñan que
para mantenernos en el poder, debemos hacer lo que sea necesario, así sea
perder la dignidad presidencial y obtener la de senador para acechar la
oportunidad de volver a la presidencia.
Mientras nuestra nación no
cambie de percepción y proyecte la educación como el instrumento y la
herramienta decisiva para el desarrollo de las personas y la comunidad, como la vía para acabar las desigualdades más
arraigadas en nuestra sociedad, seguiremos vendados y deleitándonos con
triunfos frívolos, que nos alejan de la oportunidad de construir un País con
Desarrollo, Progreso y Bienestar sostenible para todos.
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