La amistad es un sentimiento
desinteresado y puro que une a los seres humanos, los cuales por intermedio de
la confianza, lealtad, sinceridad o
apoyo construyen una relación de afecto. La amistad es tan valiosa que hasta en
las sagradas escrituras podemos encontrar el valor de la amistad: “Un amigo fiel es escudo poderoso;
el que lo encuentra halla un tesoro. Un amigo fiel no se paga con nada, no hay
precio para él. Un amigo fiel es bálsamo para la vida, los que temen al Señor
lo encontrarán”.
La política es el arte de servir, la
cual propende en la búsqueda del bienestar general, lograr objetivos colectivos
que nos conlleven a mejorar las condiciones de vida de una sociedad para
garantizar una convivencia en paz, con satisfacción plena de sus necesidades y
el bienestar de toda la gente.
Analizando los dos conceptos podemos
deducir que son concepciones semejantes que en la vida diaria pueden coexistir
y complementarse, para que de la mano construyan una sociedad más equitativa,
estable y con las bases esenciales para lograr el desarrollo y progreso que la guíe
al mejoramiento de las condiciones de vida de cada uno de sus integrantes.
Pero por el contrario, en muchos
casos encontramos que son contraposición la una de la otra, y que en ocasiones
llega hacer un detonante para que el odio y desprecio se apodere de la
condición humana, lo que nos lleva a vivir en un mundo de penuria y
resentimiento que nos cohíbe de vivir en armonía y en paz hasta con nosotros
mismos.
Muchos gobernantes al llegar al
poder olvidan su verdadero círculo de amistades, lo reemplazan por una corte de
adulones o comité de aplausos, que aprueban y festejan todas las actuaciones
del dirigente, sin importar que esté acorde a los preceptos legales y las
necesidades de su comunidad, lo único valedero e importante es alimentar el ego
del mandatario y garantizar su avenencia para seguir gozando de las mieles del
poder.
Pero también es cierto que muchas
personas creen que por la consideración y aprecio que despierta en el
dirigente, puede disfrutar de tal condición para sacar provecho y beneficiarse
de manera descarada de su amistad, para de esta manera usufructuar las mieles
del poder sin mérito y trabajo que
justifique dicha compensación.
El dirigente necesita de amigos que
lo ayuden a gobernar de manera transparente, honesta y eficiente, las personas
necesitamos gobernantes que nos permitan desarrollar nuestras capacidades y
demostrar nuestro conocimiento, para de esta manera consolidar una formula
exitosa e inquebrantable que garantice un trabajo de equipo que desarrolle las
condiciones adecuadas para que la sociedad logre un desarrollo y progreso
armonioso y la satisfacción plena de sus necesidades.
Por eso como dice Mario
Sarmiento “Ahora que vas subiendo, cuida a tus amigos, los
vas a necesitar cuando estés bajando” porque todos los que te idolatran cuando gozas
de la influencia y el poder te abandonaran en la soledad de tu existencia,
mientras que tu verdadero amigo siempre estará presto para apoyarte y ayudarte en
las dificultades que te presente la vida.
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