miércoles, 20 de mayo de 2015

TIMOCHENKO EN LA HABANA

Desde que el presidente Juan Manuel Santos decidió acabar con más de 50 años de barbarie y establecer diálogos de paz con la guerrilla de la Farc en La Habana Cuba, el país ha caído en una seria polarización.

Se encuentran por una parte, una gran mayoría que anhela que estos diálogos lleguen a un feliz término y que, por fin, Colombia alcance la paz, consolide la reconciliación y establezca bajo las bases de la justicia, reparación  y verdad, una nación pujante, con equidad, educación y bienestar.

Por otro lado, encontramos una oposición empecinada en desacreditar, deslegitimar y torpedear los diálogos, argumentando que habrá impunidad, que reclutadores de menores y narcotraficantes tendrán la posibilidad de ser elegidos a cargos de elección popular y que esto deteriorará la seguridad, la inversión y la política social en el país, olvidándose que, en su momento, cuando gobernaban, ofrecieron a esta misma guerrilla garantías para que aceptaran un proceso de diálogo, y también se olvidaron muchas de sus preocupaciones en el proceso con los paramilitares.

Algunas estructuras guerrilleras obedeciendo a su desenfrenado apetito guerrerista y contrariando las decisiones tomadas por sus voceros en la mesa de  dialogo, efectúan acciones terroristas que dejan una estela de muerte y dolor a lo largo de la geografía nacional. Esto nos plantea la duda sobre la unidad de criterio y mando en las guerrillas, por lo que los opositores del proceso llegaron a sugerir que en la Habana, la mesa de dialogo estaba conformada por guerrilleros sin mando e injerencia en el actuar del grupo armado.

En los últimos días se conoció que el gobierno autorizó el viaje de alias Timochenko, jefe máximo del grupo terrorista de las Farc a la Habana, con el objetivo de lograr avances en la búsqueda del fin del conflicto en Colombia y justificando su decisión en que los negociadores de la guerrilla no se demoren cuatros meses en consultar cada decisión de los diálogos con su máximo líder.

Con esta información, los contradictores del proceso se rasgaron las vestiduras, y endurecieron sus críticas a la decisión del gobierno por permitir el viaje de Timochenko a la Habana, atribuyendo como un golpe a la moral de las fuerzas militares y policías y aquiescencia para realización de una conferencia del terrorismo para reorganizarse y rearmarse.

Particularmente, estoy de acuerdo con la decisión de permitir que el Número 1 de la Farc asista a las negociaciones de paz, toda vez que esto sea un síntoma de la decisión del Secretario del grupo terrorista en la búsqueda del fin del conflicto y los grandes avances que se ha logrado en el proceso, y, por otro lado, garantice a Timochenko conocer de primera mano de sus negociadores los acuerdos alcanzados, sin temor de ser hackeado por los opositores del proceso.

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