Los
partidos y movimientos políticos en Colombia han enfrentado una crisis
institucional dentro de su organización, por ello se hizo necesario una reforma
política que adoptara las reglas para su organización y funcionamiento, en este
sentido en el 2011 se sanciono la Ley 1475 para este propósito.
En
el artículo 2 de dicha ley señaló que “en ningún caso se permitirá a los
ciudadanos pertenecer simultáneamente a más de un partido o movimiento
político. La militancia o pertenencia a un partido o movimiento político, se
establecerá con la inscripción que haga el ciudadano ante la respectiva
organización política, según el sistema de identificación y registro que se
adopte para tal efecto el cual deberá establecerse conforme a las leyes
existentes en materia de protección de datos”.
Lo
anterior obedece a la imperiosa necesidad de cortar de raíz la cada vez más
practicada doble militancia y trasfuguismo de los políticos, que de manera
descarada recorren su trasegar político en los diferentes partidos sin tener en
cuenta la ideología y principios de cada movimiento, sino su sed y avaricia de
acceder al poder.
Es
cada vez más común ver como determinado candidato enarbola las banderas de
determinado movimiento o partido político, pero que al ver amenazado sus
aspiraciones políticas sin pudor y vergüenza alguna cambian de organización
demostrando la prevalencia de sus intereses particulares ante los de la
colectividad que busca que su representante sea una persona idónea y con una
propuesta acorde a sus postulados.
Pero
también es cierto que el trasfuguismo político tiene su asidero en la
organización de los mismos partidos o movimientos, toda vez que estos son
dirigidos cada vez más para defender los intereses de determinada casta o
familia política y de acuerdo a los intereses electorales, olvidándose de la
colectividad y el fortalecimiento programático.
Mientras
los partidos políticos no fortalezcan los mecanismos de su democracia interna
para establecer reglas claras en la escogencia de sus candidatos, veremos
menguada la unidad y disciplina en los diferentes movimientos, toda vez que
muchos de sus miembros le importa un bledo la lealtad y coherencia política, porque lo único que buscan es posicionarse en
una organización que le garantice su ascenso al poder.
Por
eso encontramos en las diferentes corporaciones de elección popular la
actuación de sus miembros sin tener en cuenta el régimen de bancadas que
garantiza la disciplina de las colectividades dentro de los cuerpos colegiados,
sino que actúan bajo sus intereses personales para satisfacer sus necesidades
económicas y burocráticas, ocasionando un grave deterioro a la democracia,
evadiendo la responsabilidad frente a su electorado y al partido con cuyo aval
fueron elegidos.
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