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Ante la grave
crisis que padecen las universidades públicas, los estudiantes y directivos
decidieron apersonarse de la situación, luchar por la defensa de la educación y
excluir la plusvalía. Por ello salieron a protestar y marchar pacíficamente
para reclamar una educación pública y de calidad.
Debido el
inconformismo generalizado y las voces de apoyo a las demandas de los
estudiantes, el gobierno nacional trató de salir del paso al justo reclamo
con una reasignación de dinero al presupuesto de 2019 para las
universidades. Sin embargo, esta medida no es más que un pañito de agua tibia a
la difícil situación financiera que padecen nuestras universidades, razón
suficiente para que los estudiantes iniciaran un cese de actividades académicas
y volvieran a las marchas.
Ante el
despertar, los argumentos y diagnóstico presentados por parte de las diferentes
organizaciones estudiantiles y profesorales a favor de la defensa de la
educación, hemos evidenciado como algunos de sus líderes han sido
desacreditados, injuriados y calumniados para desviar la atención de la opinión
pública y demeritar la movilización pacífica y democrática que propende por
soluciones reales y eficaces a la problemática de la educación superior
pública.
Fuimos
testigos del trato peyorativo del presidente del Senado a Jennifer Pedraza,
representante de los estudiantes al Consejo Superior de la Universidad
Nacional. Este le apagó los micrófonos, para que no expusiera la situación
precaria de las universidades públicas en Colombia a los congresistas y demás
ciudadanos. No obstante, no pudieron apagar su voz unánime a favor de la
comunidad estudiantil.
Así mismo, un
expresidente y senador la expuso y calumnió mediante un tuit, dando entender que
es la estudiante la que aparece en la foto tratándolo de paraco, lo que trajo
como consecuencia una andanada de matoneo, insultos y agresiones en contra de
la líder estudiantil, a tal punto de insinuar algunos que es la misma que
aparece en una foto con Timochenko en un avión, poniendo en riesgo la
integridad y seguridad de la joven.
Otros buscan
por diversos medios y razones sin sentido demeritar la lucha estudiantil, en
cambio otros como la senadora Paloma Valencia tratan de buscar soluciones
salomónicas a la crisis de las universidades públicas, por ello haciendo un
esfuerzo intelectual propone que los egresados aporten el 20% de su salario
durante 10 años después de graduarse para cofinanciar la educación de la
siguiente generación.
Esta propuesta
me parece dantesca y ridícula, sin fundamento, es como decirles a los
profesionales de la salud que aporten un porcentaje de sus ingresos para sanear
la crisis del sector o a las fuerzas militares que aporten para la adquisición
del armamento antiaéreo. Para mi entender esta propuesta no es más que un
sofisma de distracción, una argucia utilizada como cortina de humo para que los
colombianos no conozcamos a fondo el grave problema de desfinanciación y el
peligro que corren las universidades públicas si no se le invierten los
recursos necesarios para su funcionamiento.
Estamos ante
una oportunidad histórica para salvaguardar la educación pública, para que
rescatemos las universidades de la politiquería y corrupción, y logremos
instituciones autónomas, democráticas, modernas y de excelencia académica que
permitan impartir conocimiento y saberes que contribuyan al bienestar y
mejoramiento de vida de los colombianos. Por ello todas las fuerzas vivas de la
educación deben unirse en esta lucha, de lo contrario estaremos condenando a
las universidades públicas a desaparecer.
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