Ya han transcurrido 100 días de gobierno,
periodo donde la esperanza del pueblo se ha centrado en superar la paranoia
suscitada en la posesión del nuevo gobernante donde se manifestó que nuestro
país era un caos, que se encontraba en una profunda crisis política, social,
administrativa y económica, creando miedo, inseguridad y terror, pero a la vez
alimentando la ilusión por la llegada del nuevo gobierno.
El presidente comienza su periodo constitucional
con un llamado a la unión, afirmando su voluntad de construir y no destruir y
su vehemente compromiso a combatir la corrupción, para ello después de no
alcanzar los votos necesarios la consulta anticorrupción, se reúne con sus
promotores para impulsar mediante proyecto de ley estas iniciativas, las cuales
han naufragado en el legislativo sin el decidido apoyo del gobierno y su
bancada.
El anterior gobierno dejo un gran déficit, por
ello se hizo necesario radicar una Ley de Financiamiento que permita conseguir
recursos que garanticen sanear el hueco fiscal, para esto plantea gravar con el
IVA los productos de la canasta familiar, lo que crea un inconformismo y
rechazo del pueblo y el legislativo, el presidente llama al dialogo y a buscar
alternativas, no obstante, en los diferentes encuentros con los partidos la
sentencia es una sola, sino se aprueba la Ley se acabaran los subsidios y
reducirán los programas sociales, en pocas palabras se debe apoyar la ley de
financiamiento sí o sí.
Las universidades públicas padecen un déficit
fiscal estimado en más de 18 billones de pesos que pone en riesgo su
funcionamiento, por ello estudiantes y docentes deciden movilizarse para
reclamar mayor financiamiento, así mismo hacen un llamado al gobierno para
establecer mesas de dialogo que permitan buscar solución a la problemática de
la educación, el gobierno hace caso omiso a este llamado, sin embargo prefiere
reunirse con Carlos Vives, Maluma y Silvestre Dangond, mientras tanto el futuro
de la educación pública que siga en el limbo.
En los últimos años ha existido un
adoctrinamiento donde se plantea que Colombia corría el riesgo de convertirse
en Venezuela, sino apoyábamos las ideas políticas del actual presidente y su
partido político, pero pese a su triunfo, ahora desde las huestes de su partido
encontramos propuestas como la creación de una súper corte, ampliación de
periodo presidencial y peor aún la convocatoria de una constituyente, lo que
cambiaría las reglas de juego y quebrantaría la seguridad jurídica, sin
convertirnos en Venezuela, toda vez que las propuestas no son impulsadas por la
oposición.
Es claro que el nuevo gobierno apenas comienza,
que está realizando los ajustes necesarios para establecer la hoja de ruta que
presentará al pueblo, pero también es necesario que el presidente se apersone de
las decisiones y políticas de su gobierno para construir un mejor país, donde
el dialogo social garantice el futuro de todos, claro está para ello no puede
permitir la imposición del consejo de rada, el sacerdote Silvestre o su
preceptor Macario, los cuales buscan las argucias jurídicas que permitan el
regreso al poder del presidente eterno.
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