jueves, 6 de diciembre de 2018

IVAN, EL TERRIBLE


Ya han transcurrido 100 días de gobierno, periodo donde la esperanza del pueblo se ha centrado en superar la paranoia suscitada en la posesión del nuevo gobernante donde se manifestó que nuestro país era un caos, que se encontraba en una profunda crisis política, social, administrativa y económica, creando miedo, inseguridad y terror, pero a la vez alimentando la ilusión por la llegada del nuevo gobierno.


El presidente comienza su periodo constitucional con un llamado a la unión, afirmando su voluntad de construir y no destruir y su vehemente compromiso a combatir la corrupción, para ello después de no alcanzar los votos necesarios la consulta anticorrupción, se reúne con sus promotores para impulsar mediante proyecto de ley estas iniciativas, las cuales han naufragado en el legislativo sin el decidido apoyo del gobierno y su bancada.

El anterior gobierno dejo un gran déficit, por ello se hizo necesario radicar una Ley de Financiamiento que permita conseguir recursos que garanticen sanear el hueco fiscal, para esto plantea gravar con el IVA los productos de la canasta familiar, lo que crea un inconformismo y rechazo del pueblo y el legislativo, el presidente llama al dialogo y a buscar alternativas, no obstante, en los diferentes encuentros con los partidos la sentencia es una sola, sino se aprueba la Ley se acabaran los subsidios y reducirán los programas sociales, en pocas palabras se debe apoyar la ley de financiamiento sí o sí.

Las universidades públicas padecen un déficit fiscal estimado en más de 18 billones de pesos que pone en riesgo su funcionamiento, por ello estudiantes y docentes deciden movilizarse para reclamar mayor financiamiento, así mismo hacen un llamado al gobierno para establecer mesas de dialogo que permitan buscar solución a la problemática de la educación, el gobierno hace caso omiso a este llamado, sin embargo prefiere reunirse con Carlos Vives, Maluma y Silvestre Dangond, mientras tanto el futuro de la educación pública que siga en el limbo.

En los últimos años ha existido un adoctrinamiento donde se plantea que Colombia corría el riesgo de convertirse en Venezuela, sino apoyábamos las ideas políticas del actual presidente y su partido político, pero pese a su triunfo, ahora desde las huestes de su partido encontramos propuestas como la creación de una súper corte, ampliación de periodo presidencial y peor aún la convocatoria de una constituyente, lo que cambiaría las reglas de juego y quebrantaría la seguridad jurídica, sin convertirnos en Venezuela, toda vez que las propuestas no son impulsadas por la oposición.

Es claro que el nuevo gobierno apenas comienza, que está realizando los ajustes necesarios para establecer la hoja de ruta que presentará al pueblo, pero también es necesario que el presidente se apersone de las decisiones y políticas de su gobierno para construir un mejor país, donde el dialogo social garantice el futuro de todos, claro está para ello no puede permitir la imposición del consejo de rada, el sacerdote Silvestre o su preceptor Macario, los cuales buscan las argucias jurídicas que permitan el regreso al poder del presidente eterno.

Si asume el compromiso y la responsabilidad depositada por el pueblo, es probable que sea el artífice de un gran cambio en el país, que su legado político y social quede en los anaqueles de la historia, de lo contrario será recordado por un gobierno funesto para Colombia.

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