martes, 18 de noviembre de 2014

LA PAZ, UN SAPO DIFICIL DE TRAGAR

Colombia un país que lleva más de 50 años de una guerra fratricida, absurda que nos ha polarizado y negado la oportunidad de crecer, progresar y brindar mejores condiciones a todos nuestros ciudadanos.

En infinidades de veces se ha pretendido llegar a un acuerdo que dé por terminado una vez por todas con esta violencia, con esta guerra sin sentido, pero desafortunadamente no se ha podido. El presidente Juan Manuel Santos en su gobierno estableció unos diálogos que han avanzado como nunca antes los colombianos habíamos visto, por ello apoyamos y depositamos nuestro voto de confianza, para que siguiera con el proceso y lograra definitivamente la paz que tanto anhelamos y exigimos los colombianos.

Este proceso no ha sido fácil para el gobierno nacional, en este camino se ha encontrado con enemigos de la paz que bombardean el proceso, que buscan la terminación del mismo y atacan al presidente por su convicción y voluntad de entregarle al pueblo colombiano un país en paz.

Desafortunadamente la misma guerrilla con la que se negocia, aporta para que los enemigos de la paz minen el proceso, lo critiquen y busquen que no llegue a un feliz término, su accionar terrorista agota la paciencia del pueblo colombiano, por eso después del secuestro del General Alzate Mora, el Presidente Santos con dolor de patria, decide suspender los diálogos de paz que se celebran en la Habana.

Pero el secuestro del general deja muchas suspicacias y dudas que nos llevan a la reflexión, es común y hasta aceptable que una concursante del reinado de belleza de Cartagena desconozca quién es Nelson Mandela, pero es inusual e inaceptable que un general de la república, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán se desplace por el departamento del Choco de civil, sin escolta y violando los propios protocolos de seguridad de su institución; tanto que su propia esposa no se explica esta situaciones y pide esclarecimiento de los hechos.

No es posible que un senador de la república conozca primero la información del secuestro de un general, que el mismo ministro de defensa y el presidente de la república, es inaudito que los voceros del grupo terroristas quienes representan su organización no tengan conocimiento de las actuaciones de sus frentes; entonces como nos explican que se negocia sino tienen el mando y conocimiento de las acciones de los hombre que representan.

Es ilógico que las Farc sigan insistiendo en la práctica del horror del secuestro, sea a civiles o militares, es irrazonable que la oposición se alegre y festeje la suspensión de los diálogos de paz, es sorprendente que las finalistas del reinado de Cartagena tengan más conciencia y conocimiento de la importancia de la paz para Colombia que los integrantes del centro democrático.

Por eso los amantes de la paz, los ciudadanos que creemos en la conveniencia y el derecho de las nuevas generaciones de contar con una Colombia en Paz, debemos apoyar al presidente en estos difíciles momentos, debemos exigir la liberación de todos los secuestrados y la demostración por parte de la guerrilla de verdaderos gestos y voluntad de paz.

Es la primera vez en la historia que hemos avanzado tanto en un proceso de paz, es la más concreta oportunidad de paz que hemos vivido los colombianos en estos 50 y más años de guerra, por eso debemos insistir y solicitar la reanudación de los diálogos, que estos inconvenientes sean un motivo para fortalecer el proceso y establecer condiciones y medidas que vigoricen los diálogos.

Es una oportunidad histórica, es un compromiso con nuestra historia, con nuestros ciudadanos, con las nuevas generaciones, por eso no podemos permitir que la tozudez de algunos, los oscuros propósito de otros, no permitan que Colombia navegue triunfante al puerto de la paz que permita de una vez por todas al mejoramiento de las condiciones de vida de todos sus ciudadanos, el progreso y desarrollo que nos catapulte a convertirnos en la primera economía de América. Recordemos y no olvidemos que a Colombia en Paz no la frena Nadie.

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