lunes, 16 de marzo de 2015

LA NIÑEZ UN TESORO INAPRECIABLE

La Constitución Política consagra la prevalencia de los derechos de los niños y niñas sobre los de los demás, así mismo, se ha establecido que por su condición de debilidad, los niños y niñas merecen mayor protección, para promover su dignidad, pero desafortunadamente en nuestro país este precepto constitucional es letra muerta y sus derechos e integridad física y moral es vulnerada a diario.

Nuestros niños son el regalo que el Arquitecto del mundo nos brindó para llenar nuestras vidas, de amor y alegría, por eso siempre debemos propender en satisfacer plena y debidamente sus necesidades físicas, emocionales, psicológicas, afectivas y espirituales, para de esta manera responder por su adecuado crecimiento y desarrollo.

Bajo esta perspectiva imaginamos que la situación de los niños y niñas en Colombia es la mejor, donde el Estado y los adultos respetamos y trabajamos a diario para garantizar sus derechos, pero al analizar la situación de los menores en el país nos encontramos que su realidad es muy distinta, difícil, triste y cruel.

Encontramos cifras preocupantes, como que el 4% de nuestros niños y niñas no son registrados, más de 2 millones han sido afectados por el conflicto armado, 20.526 niños y niñas han sido maltratados, cada día en el país 39 menores son víctimas de abuso sexual y el trabajo infantil mantiene una tasa del 9.8%.

Es doloroso conocer historias como la masacre de los niños del Casanare, quienes fueron vilmente asesinados por $ 500.000 por una disputa familiar de un terreno, los miles de niños que se encuentran bajo la protección y cuidado del Bienestar Familiar por el abandono de sus padres, la violación o abuso sexual de menores por parte de un familiar o la desaparición y presunta venta de la menor en Magangué por su propia madre y una tía.

Por Dios, ¿En qué país vivimos? ¿Qué futuro construimos? ¿Cuáles son los principios y valores donde fundamentamos nuestra relación familiar y la sociedad? ¿Será que estos 50 años de conflicto y guerra han extinguido nuestra sensibilidad social y la necesidad natural de amar y proteger a los infantes?

Es inaudito que los animales, seres que carecen de funciones cognitivas superiores como el raciocinio, que no es otra cosa que la capacidad y la habilidad de pensar y analizar, nos enseñen solo con su instinto el cuidado y protección que se le debe brindar a los hijos (crías), y seamos nosotros los seres humanos, quienes hemos sido capaces de acuerdo a nuestra inteligencia de transformar y aprovechar el entorno, para preservar nuestra existencia, quienes maltratemos, abandonemos y abusemos de nuestros niños y niñas.

Los niños y niñas son el presente y futuro del mundo, la extensión de nuestra existencia, la alegría del universo, la hermosura de la creación divina y la prueba más fehaciente de la existencia del paraíso, por ello debemos trabajar incansable e indeclinablemente por  garantizar su bienestar, para que crezcan en el seno de una familia, en un ambiente de felicidad y comprensión.

Por eso se hace necesario en estos días, donde soñamos con la construcción de un nuevo país, en paz, con equidad y educación, que el Estado fomente políticas públicas para proteger y apoyar los derechos de los niños, la sociedad se comprometa a prevenir su vulneración y la familia garantice su convivencia bajo el afecto y respeto, solo así y nada más que así, estaremos construyendo un mejor país, de lo contrario estaremos contribuyendo en la edificación de una sociedad sin principios y con un futuro nefasto.

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