Ante
la dolorosa noticia del fallecimiento de una guerrera de la vida, una joven con
inmensas ganas de vivir, quien reclamo y denuncio la negligencia y corrupción reinante
en el Sistema de Seguridad en Salud que vivimos en Colombia, quien suplico a la
EPS y el Ministerio de Salud le brindaran una oportunidad de vida y le
garantizarán su derechos fundamentales a la Salud, Integridad y a la Vida, me
veo en la necesidad de tratar la situación del sistema de salud en Colombia.
Es
triste y contradictorio conocer que en un país con más de 50 años de violencia
derivada de la guerra contra las guerrillas, las mafias, paramilitares y la
delincuencia común, que la mayor causa
de muerte en Colombia no sea la violencia, sino, las enfermedades
cardiovasculares, enfermedades que se pueden prevenir con una adecuada y
oportuna asistencia médica, buenos hábitos de alimentación y ejercicios.
Desde
la implementación de la famosa Ley 100 de 1.993 donde se crea y establece el
sistema general de seguridad social en salud, pero esta ley desafortunadamente
fue el punto de partida, para llegar el sistema de salud colombiano a su
debacle, desde el cierre de hospitales, pésima prestación del servicio de la
salud, hasta llegar a los famosos paseos de la muerte, verbigracia esta ley
priorizo más cobertura y atención que eficacia, eficiencia y calidad de los
servicios de salud.
Con
la implementación de esta Ley cambiamos la concepción establecida por nuestra
Constitución Política a la salud como derecho, para imponerla como un negocio,
donde reina la corrupción la cual no permite a los usuarios una atención
oportuna, personalizada, humanizada, integral, continua y de calidad como lo
establece en el Numeral 9 de su Artículo 153.
Tiempo
después, tratando de erradicar el cáncer enquistado en el sistema de salud, se
expidió la Ley 1438 de 2.011 por medio de la cual se reformó el sistema general
de seguridad social en salud, con esta norma se buscaba el fortalecimiento del
sistema, a través de un modelo de salud en el marco de estrategia de atención
primaria en salud, bajo las acciones de promoción de la salud y prevención de
enfermedades (Valga la redundancia).
Pero
realizando un análisis de la realidad de la atención primaria en salud de los
colombianos encontramos que el gobierno nacional asigna, invierte y gira a las
Empresas Promotoras de Salud grandes sumas millonarias para la promoción y
prevención, pero desafortunadamente estas EPS desvían e invierten estos
recursos para otros fines, por eso encontramos poca o nula campañas de
promoción en las EPS y como enfermedades como el Chicunguña, producida por un
insecto, coloca al sistema de salud y a la nación contra la pared, por la falta
de prevención y la realización actividades
que permitan erradicar los criaderos de estos insectos.
Dios
gracias el Gobierno Nacional expidió la Ley Estatutaria No. 1751 de 2015, la
cual regula la Salud como un Derecho Fundamental y garantiza el acceso a estos
servicios de manera oportuna, eficaz y con calidad para la preservación, el
mejoramiento y la promoción de la salud, pero enseguida salieron los mismos
autores de la debacle de este sistema, a cuestionar esta Ley, a manifestar que
no existen los recursos necesarios para garantizar lo establecido en dicha
norma.
Todo esto nos deja claro y evidente que para
unos la salud no es un derecho, es un negocio, y tiene precio, por eso es
necesario que defendamos nuestro derecho fundamental a la salud, para que casos
como el de Camila Abuabara y de muchos colombianos no vuelvan a repetirse, que
su lucha tenga sentido y nuestro acceso a la salud sea garantizado.
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