miércoles, 17 de febrero de 2016

LOS MUNICIPIOS NO SON FINCAS

Los alcaldes son la primera autoridad administrativa y de policía del municipio, asimismo son los encargados de ordenar el gasto de acuerdo con el plan de inversión y el presupuesto. Éstas son algunas de las funciones y atribuciones que tienen los alcaldes por mandato legal y constitucional que le permiten velar por el mejoramiento de los condiciones de vida de sus conciudadanos y propender por el efectivo desarrollo de sus comunidades.


El constituyente primario como actor principal de la elección de los gobernantes tiene la facultad, el deber y el derecho de velar por la calidad de las decisiones de nuestros gobernantes, ya que estas determinaran el destino de nuestro ente territorial, por eso se hace necesario que estemos vigilante de sus decisiones, actuaciones y gestión que vayan encaminada al bienestar general, a la solución de la problemática que nos afecta y que los dineros públicos sean manejados con trasparencia, eficacia y responsabilidad.

Pero desafortunadamente los gobernantes se creen seres omnipotentes, los dueños de los recursos y la chequera de los municipios, que sus decisiones son irrefutables y deben ser cumplidas de manera sumisa por toda la comunidad sin importarles que lesione los intereses de los mismos, contraríe la constitución o la ley, o cause un detrimento a las finanzas públicas.

Debido a ello, muchas veces inculcan preceptos de perseguidores, revanchistas y desestabilizadores a las personas que se atreven a levantar su voz y refutan sus decisiones y actuaciones al considerarlas lesiva para la comunidad, es tanto el inconformismo por la insurrección que declaran enemigos públicos a sus opositores y buscan los medios para desacreditarlos y desprestigiarlos con el único propósito que la comunidad no escuche sus argumentos, no evidencie los desafueros administrativos, financieros y contractuales que viene realizando en su administración.

Es hora que los gobernantes entiendan que se deben a su comunidad, que no son, sino, unos empleados públicos, a los cuales nombramos para que manejaran nuestra empresa (municipio), por consiguiente somos nosotros sus dueños (habitantes) los llamados a exigir buenos resultados y rendición de cuentas para garantizar el crecimiento, sostenibilidad y funcionamiento de la misma.

Los habitantes de los municipios debemos tener claro que nuestro municipio no es la finca de propiedad del gobernante de turno, sino la empresa de todos, que el gobernante no puede a su antojo disponer de sus recursos y tomar decisiones que vayan en contravía de la comunidad, por ello debemos convertirnos en los vigías de los recursos y actuaciones de la administración para que no se siga cometiendo equivocaciones, que a la postre acaban haciéndole daño al progreso y desarrollo de nuestros municipios, así como negándonos la posibilidad de construir un mejor futuro para las nuevas generaciones.

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