Los alcaldes son la primera autoridad
administrativa y de policía del municipio, asimismo son los encargados de
ordenar el gasto de acuerdo con el plan de inversión y el presupuesto. Éstas
son algunas de las funciones y atribuciones que tienen los alcaldes por mandato
legal y constitucional que le permiten velar por el mejoramiento de los
condiciones de vida de sus conciudadanos y propender por el efectivo desarrollo
de sus comunidades.
El constituyente primario como actor
principal de la elección de los gobernantes tiene la facultad, el deber y el
derecho de velar por la calidad de las decisiones de nuestros gobernantes, ya
que estas determinaran el destino de nuestro ente territorial, por eso se hace
necesario que estemos vigilante de sus decisiones, actuaciones y gestión que
vayan encaminada al bienestar general, a la solución de la problemática que nos
afecta y que los dineros públicos sean manejados con trasparencia, eficacia y
responsabilidad.
Pero desafortunadamente los
gobernantes se creen seres omnipotentes, los dueños de los recursos y la
chequera de los municipios, que sus decisiones son irrefutables y deben ser
cumplidas de manera sumisa por toda la comunidad sin importarles que lesione
los intereses de los mismos, contraríe la constitución o la ley, o cause un
detrimento a las finanzas públicas.
Debido a ello, muchas veces inculcan
preceptos de perseguidores, revanchistas y desestabilizadores a las personas
que se atreven a levantar su voz y refutan sus decisiones y actuaciones al
considerarlas lesiva para la comunidad, es tanto el inconformismo por la
insurrección que declaran enemigos públicos a sus opositores y buscan los
medios para desacreditarlos y desprestigiarlos con el único propósito que la
comunidad no escuche sus argumentos, no evidencie los desafueros
administrativos, financieros y contractuales que viene realizando en su
administración.
Es hora que los gobernantes entiendan
que se deben a su comunidad, que no son, sino, unos empleados públicos, a los
cuales nombramos para que manejaran nuestra empresa (municipio), por consiguiente somos nosotros sus dueños (habitantes) los llamados a exigir buenos
resultados y rendición de cuentas para garantizar el crecimiento,
sostenibilidad y funcionamiento de la misma.
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