Ante la avalancha de noticias y
opiniones sobre el acuerdo de paz, el plebiscito y el premio nobel otorgado al
presidente Santos, el país se encuentra saturado de estos temas, o peor aún
este asunto ha sido un letargo para los habitantes que han olvidado sus
necesidades y problemática local para enfocarse de lleno en el futuro de la paz
del país.
No he cambiado de parecer y sigo
sosteniendo que la paz es un tema de crucial importancia para Colombia y las
nuevas generaciones, soy un convencido que la paz es el medio más idóneo para
la construcción de un mejor país, pero también analizo que nos hemos
despreocupado por temas sensibles e importantes en nuestras regiones que nos
garanticen una paz verdadera y duradera.
Es por eso que se hace necesario que
los cesarences nos preocupemos por la difícil situación que atraviesa el sector
salud en el departamento, donde muchos hospitales se encuentra sumidos en una
grave crisis financiera y administrativa que les imposibilita la prestación de
un buen y adecuado servicio, poniendo en riesgo a toda la comunidad.
No podemos pasar por desapercibido
los elevados índices del nivel de riesgo de la calidad de agua para consumo
humano en la mayoría de los municipios del Cesar, lo que expone que sus
habitantes puedan contraer enfermedades diarreicas agudas, fiebre
tifoidea, hepatitis A, entre otras, de las 25 enfermedades que la Organización
Mundial de la Salud ha establecido que pueden afectar a las personas por el consumo
de agua contaminada, lo que se traduce en un problema de salud pública en el
departamento.
Así mismo debemos atender la mala
infraestructura y falta de tecnología en muchas instituciones educativas a lo
largo y ancho del Cesar, que conlleva a un inadecuado ambiente educativo que no
garantiza un buen proceso de enseñanza y aprendizaje como se ve reflejado en
las pruebas saber dónde nuestros estudiantes no superan la media nacional.
Otro factor que preocupa son los
retrasos de las obras del gobierno anterior y la falta de obras de gran impacto
de la actual administración, lo que ha traído desesperanzas y preocupación en
los diferentes municipios del Cesar, toda vez que su progreso y desarrollo se
ha visto mermado por estos motivos y el mejoramiento de las condiciones de vida
y bienestar de sus habitantes cada día están más lejos.
Por eso creo necesario
que debemos seguir aportándole y jugándonosla por la paz, pero también se hace imperativo que
atendamos nuestras necesidades básicas insatisfechas, invirtamos en la solución
de los problemas que nos aquejan, para que cuando alcancemos la tan anhelada
paz, no se convierta en efímera y los problemas sociales nos conlleven a nuevos
conflictos.
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