Foto/Revista Semana |
El 27 de junio Colombia dejará de
conocer a las Farc como grupo armado, porque en Mesetas (Meta) harán tránsito a
la vida política. En un acto simbólico harán entrega de las armas y darán por
terminado un conflicto de más de 53 años que ha ocasionado, muerte, dolor y
sufrimiento al pueblo colombiano.
Son muchos los obstáculos que ha
tenido que sortear el proceso de paz con la guerrilla de la Farc, pero con este
acto se demuestra la voluntad inquebrantable de este grupo en apagar sus
fusiles y cambiar la guerra por la política, de comenzar a construir una nueva
Colombia desde las urnas y con propuestas.
A pesar del compromiso de las Farc con
la dejación de armas, hemos encontrado como este proceso puede tener un
retroceso, puesto que no se ha implementado lo pactado, lo que conlleva que la
guerrilla no cuente con las garantías jurídicas que le permitan su reinserción
a la vida civil y la participación política.
Por el contrario, como es costumbre
encontramos como los opositores al proceso plantean como objetivo electoral que
si el pueblo colombiano los respalda y ganan las elecciones en 2018 modificaran
los acuerdos, amenazando con ello los avances alcanzados y condenando el
proceso a un fracaso.
Colombia es un país que ha sufrido con
la violencia, donde miles de familias han puesto su cuota de muerte, desplazamiento
y dolor, por eso alcanzar la paz es un anhelo y un sueño que en otras ocasiones
veíamos lejano, pero gracias a la perseverancia del gobierno y a la voluntad de
paz de la guerrilla la vemos cada vez más cerca, no permitamos que regresemos a
la barbarie por objetivos electoreros.
Nuestros hijos merecen que les
brindemos una oportunidad, donde su futuro este centrado en una excelente
educación, en un mejor sistema de salud, oportunidades laborales, mejoramiento
de sus condiciones de vida, bienestar y no en empuñar un fusil y sufrir los
estragos de una guerra nefasta y sin sentido.
Hemos dado un paso histórico, pero
debemos seguir trabajando para reafirmar que los acuerdos puedan materializarse
y tengan seguridad jurídica. Es preferible encontrar a los comandantes de las
Farc discurseando con el ánimo que los apoyemos en sus ideales y proyecto
político, que dando orden para que secuestren, bombardeen poblaciones, matan
militares y recluten niños.
Con la entrega, se están silenciando 7
mil armas, que no serán utilizadas para agredir un Colombiano más, esto es un
avance histórico que debemos apoyar y respaldar, no podemos permitir que la
violencia nos trunque los sueños, nos extinga la esperanza, somos un país con
grandes virtudes y mucho potencial, pongámoslo al servicio del perdón, la
reconciliación y la paz, no del odio, la polarización y la guerra.
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