En el día del padre, quiero rendir
tributo a un gran ser humano, un hombre excepcional, quien con esfuerzo,
sacrificio y dedicación ha construido un legado que ha trasmitido a toda su
descendencia, ha edificado un camino por donde sus hijos transiten y ha
materializado una vida difícil de emular.
Ese ser es mi padre, Diógenes Armando Pino Ávila quien por
primera vez y la última decide emigrar de su amada tierra, Tamalameque, a la
fantástica Cartagena para lograr uno de sus sueños, convertirse en un Bachiller
y capacitarse para construir un mejor futuro, anhelo que logra con lujo de
detalles, pero el mágico corralito de piedra, entre sus encantos, le brinda el
amor de su vida, una de sus descendientes, mi madre, con la que construyo su hogar
y constituyo nuestra familia.
Mi padre siempre ha sido un soñador,
un ser adelantado a su tiempo, un esclavo de un mundo vetusto a sus
pensamientos, por ello vive cada instante de su vida a mil, proyectando ideas,
planeando su futuro y expresando su opinión, pero hoy no quiero hablarles del
hombre público, del educador o del político porque es una faceta que muchos
conocen.
En su día quiero resaltar al hijo, al
padre, al abuelo, al ser humano que en la interioridad de su hogar a cada
momento derrocha amor, comprensión y manifestaciones de cariño a sus seres
queridos, ese ser que agradece a su madre el arte de haberlo enseñado a volar
con su imaginación, pero a su vez también a su mujer por hacerlo posar los pies
sobre la tierra.
Este padre que por el inmenso amor por
sus hijos quiere amordazar el silencio, para que su grito sordo no les llegue,
necesita alegrar la tristeza, para que su infeliz dolor no los circunde, siente
la penuria de alumbrar la noche para que el manto de sus tinieblas no los cubran,
bueno padre amado, hoy en tu día queremos expresarte que lo has logrado, que
has cubierto a tus hijos en una burbuja para que solo la palabra, alegría y la
luz los visiten.
Mi viejo como cariñosamente lo llamo,
con su caminar pausado, mirada lejana y su contextura encorvada lamenta los
ciclos de la vida y el crecer de sus retoños, por lo cual le atemoriza la
posibilidad que su alegría se disipe, pero Dios en su infinita sabiduría y amor
lo premio con la llegada de sus nietos, a los cuales él con su pluma atribuye y
agradece por ponerlo a soñar de nuevo.
Padre Amado aunque conocemos tu
concepción del mundo y tu reticencia para que tu nombre lo dejen tranquilo, sin
biografías, ni honores, es imposible no rendirte tributo, por todo lo que nos
has brindado, es inaudito no manifestar lo buen hijo, esposo, padre y abuelo
que has sido, es irresponsable dejar pasar esta fecha sin decirte cuanto te
amamos, cuanto de agradecemos y cual orgullosos nos sentimos de ser tus hijos.
Así mismo el compromiso gigante que nos planteas a diario, el desafío
infinito de trasegar tus pasos y seguir tu ejemplo, por eso rogamos al
Arquitecto del mundo para que te cubra con su sangre preciosa, te llene de vida
y salud, para que sigas consintiéndonos, brindándonos tu mano amiga, tu amor y
comprensión, además de recalcarnos y enseñarnos que de nuestros errores siempre
debemos aprender para construir un mejor mañana, Te amamos viejo querido, un
Millón de Bendiciones y Gracias por ser nuestro padre. Feliz Día.
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