miércoles, 16 de agosto de 2017

NUESTRA VENEZUELA

Foto/www.las2orillas.co
Transcurría la década de los 60, 70 y 80 Venezuela gracias a su gran bonanza petrolera, gozaba de una economía estable, lo que permitía brindar oportunidades laborales a sus nacionales y extranjeros, lo que sedujo a gran cantidad de colombianos que buscando un mejor futuro decidieron cruzar la frontera y establecerse en el vecino país.


Venezuela a estos connacionales lo acogió, brindándoles una nueva alternativa de vida, empleo y permitiéndole la construcción de un mejor futuro y bienestar para ellos y sus familias, los cuales obtuvieron nacionalidad venezolana y decidieron establecer su vida en el país que les abrió sus puertas y permitió mejorar sus condiciones de vida.

En los últimos años debido a las tensiones políticas entre las dos naciones, la caída de los precios del petróleo y una política económica nefasta, que ha sucumbido a nuestra hermana república en una grave crisis política, social y económicas, cambiando la estabilidad y condiciones de nuestros compatriotas y de sus mismos nacionales, ha obligado a muchos retornar a nuestros país con sus familias venezolanas y así mismo el éxodo de miles de venezolanos que buscan una mejor oportunidad en nuestra patria.

Muchos son los políticos que se solidarizan con la situación de los Venezolanos, que piden una intervención, pero que a la hora de legislar y tomar medidas que salvaguarden su integridad hacen caso omiso, no establecen medidas de contingencias eficaces que permitan brindar una verdadera ayuda y aminore los padecimientos de estos venezolanos.

Por ello es común encontrar muchos venezolanos padeciendo necesidades, sin oportunidades, empleo, en plan rebusque ante la mirada inclemente del gobierno nacional y los partidos políticos, si de esos mismos que dicen apoyar su causa, reclaman y exigen al régimen de Maduro el restablecimiento del orden constitucional, restablecimiento de los principios democráticos, el respeto a los derechos humanos y de la libertad.

Lo triste de esta historia que durante sus mandatos no han hecho cosa distinta a las implementadas en Venezuela como reformar la constitución para mantenerse en el poder, permite la muerte de líderes sociales, desconocen y hacen caso omiso a la muerte de niños por desnutrición, la mala atención en salud, la falta de oportunidad laborales, la escasa posibilidad de pensionarse de los trabajadores, el aumento de la corrupción y las necesidades insatisfechas de una gran cantidad de compatriotas.

Nos hemos acostumbrado a mirar la paja en el ojo ajeno, haciendo caso omiso a nuestra realidad y a nuestra problemática, pero como bandera electoral damos cátedra y advertimos que si no apoyamos su causa estaremos condenado a vivir el caos  y la crisis que afronta el hermano país, pero a la hora de actuar y tomar medidas que coadyuven el padecimiento de los venezolanos no la hacemos, solo nos volvemos diatriba y populismo.

El pueblo colombiano debe despertar, debe saber que nuestra economía es diversificada y no sólo se encuentra expensa a una crisis como la venezolana, pero si es cierto que debemos tomar consciencia y abordar la problemática de raíz acabando con los corruptos, oxigenando la clase política e implementar políticas de estado que cumplan con el verdadero sentido de nuestra república y garantice un verdadero estado de derecho.


De lo contrario estaremos condenados a repetir no la historia de Venezuela, sino nuestra misma historia donde la pobreza, violencia y corrupción han desangrado nuestro bello país desde tiempo memoriales, coartándonos la oportunidad de progreso, bienestar y desarrollo.

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