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El hermano país de Venezuela se ha
sumergido en una grave crisis económica, social y política que ha desatado
protestas, disturbios y muertes que han llevado a establecer un desgobierno y la
perdida de todos los principios democráticos establecidos para garantizar los
derechos humanos, el orden constitucional, la armonía y paz al interior de
país.
El presidente Maduro para conjurar la
crisis, tratar de apaciguar los ánimos y lograr que las masas cesarán sus
reclamos y exigencias de cambio de gobierno, decreta celebrar una Asamblea
Nacional Constituyente donde propone reafirmar los valores de la justicia,
ganar la paz y aislar los violentos, ampliar el sistema económico, defender la
soberanía, garantizar la justicia, fortalecer el sistema judicial, combatir la
impunidad, establecer derechos y deberes sociales, educativos y culturales
entre otros objetivos programáticos.
Pero su estrategia no llena las
expectativas del pueblo y mucho menos logra convencer a la oposición en su
objetivo de aprovechar el malestar generalizado de una población que padece los
estragos del desabastecimiento lo que ha permitido una crisis humanitaria y
éxodo de muchos venezolanos, lo que ha originado un efecto domino, permitiendo
que la comunidad internacional rechace las medidas tomadas por el gobierno y
soliciten la libertad de presos políticos, el respeto por los derechos humanos
y el restablecimiento de los principios democráticos.
Entre los constantes críticos al
régimen de Nicolás Maduro, de sus políticas e iniciativa de haber celebrado una
Asamblea Constituyente encontramos un sector en Colombia que solicitaban a la
oposición venezolana impedir que se dé la consolidación castrista e invitaban a
las fuerzas armadas venezolanas que obligarán a Maduro, a “hacerse a un lado”,
olvidándose que cuando gobernaron nuestro país cercenaron nuestra constitución
y la reformaron a su antojo para perpetuarse en el poder.
Por otro lado el Gobierno Nacional por
intermedio del presidente Santos afirmo que no reconocería los resultados de la
asamblea constituyente por tener un origen espurio, olvidándose que su gobierno
desconoció la voluntad popular y la decisión del constituyente primario en un
plebiscito que el mismo convoco para ratificar los acuerdos de paz imponiéndolos
por medio la vía legislativa con el mecanismo del Fast Track.
Podemos constatar como Venezuela vive
una crisis, donde el gobierno con la iniciativa de una Asamblea Constituyente quiso
legalizar sus malas decisiones, el fracaso de un modelo económico que llevo a
la debacle las finanzas públicas del país y lo sumió en una profunda crisis
humanitaria, la oposición no desaprovecha la oportunidad histórica de retomar
al poder y volver a regir los destinos de esta hermana república.
Así mismo demostramos una vez más
hasta la saciedad que la clase política colombiana tiene como característica
principal el cinismo y la doble moral, donde se acomodan a las circunstancias,
sin desparpajo y vergüenza critican, reprochan y desaprueban conductas que
ellos han experimentado e implementado para su beneficio y sacar adelante sus
propósitos politiqueros.
Por eso creo necesario que en Venezuela no se establezca la dichosa
Asamblea Constituyente, que se realice un dialogo donde puedan establecer una
salida a la grave crisis que los azota, pero que no vengan desde nuestro país a
fungir como los adalid de la democracia, el respeto de la seguridad
constitucional y las decisiones del pueblo, a pretender ganar afectos y beneficios
políticos rechazando conductas que han
practicado durante su vida política.
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