Foto: El Heraldo |
Desde que
conocí la idea de implementar y poner en marcha una sede de la Universidad
Nacional en el Cesar me llené de regocijo y esperanza, puesto que visioné la
oportunidad que tendrían nuestros jóvenes de acceder a una institución de
prestigio y estándares de calidad educativa reconocidas a nivel internacional.
Por ello, a
pesar de las vicisitudes de la obra, siempre he creído que es una inversión
necesaria e idónea que contribuirá a mejorar el desarrollo integral de sus
estudiantes y por ende permitirá convertirnos en una mejor sociedad, gracias al
conocimiento que impartirán, desarrollando las capacidades y talentos de muchos
cesarences.
La
Universidad Nacional sede Caribe se concibió como alternativa y oportunidad de brindar
facilidad para que nuestros jóvenes pudieran acceder a una educación de
calidad, en especial, los que por su condición económica no cuentan con la
posibilidad de desplazarse a otras partes del país o ingresar a instituciones
de carácter privado.
Sin embargo,
cuando la materialización de este anhelo y sueño se aproxima, mis dudas y
miedos afloran cada vez más, los cuales no son otros que ¿si en la práctica la
Nacional sede Caribe va ser un claustro educativo para los cesarences o lo será
para jóvenes de otras latitudes que con mayor preparación y fundamentos
académicos se beneficiarán de los cupos de ingreso para las diferentes carreras
que ofertará esta institución?
Para nadie
es un secreto que muy a pesar de que gran parte de la inversión en la construcción
y adecuación de su infraestructura la hace el departamento, esto no garantiza
el ingreso de nuestros jóvenes a la oferta académica de la universidad, ya que
este ingreso debe hacerse de acuerdo a estándares y pruebas que tiene el alma
mater para seleccionar los estudiantes que accederán a sus programas.
Por eso veo
con preocupación que a pesar del esfuerzo de la Secretaria de Educación
Departamental en aumentar la cobertura, mejorar la calidad educativa, adelantar
inversiones, acciones y ajustes que se han traducido en avances y mejoras
frente años anteriores, no ha sido suficiente. Encontramos como el departamento
redujo en un 13.6% el potencial de candidatos a Ser Pilo Paga y que solo un una
institución educativa de Codazzi se ubica en el top de los mejores colegios
oficiales de 2017 en educación primaria, básica y secundaria.
Por lo
anterior, creo necesario que para garantizar que la inversión y esfuerzo
realizado en la puesta en marcha de la Universidad Nacional sede
Caribe adelantemos acciones para mejorar la calidad educativa del
departamento. Por ello se requiere mayores niveles de inversión en el sector
educativo, profesionalización y capacitación docente, condiciones de
infraestructura y equipamientos adecuados e idóneos en las instituciones
educativas, implementación de nuevas tecnologías de la información y
comunicación que permitan al estudiante desarrollar sus habilidades
cognoscitivas, permitiéndole aumentar la retención de su aprendizaje.
Mientras no
apuntemos a construir instituciones educativas de calidad, abiertas, donde no
solo formemos en lo académico, sino también en liderazgo, ética, o espiritual,
no podremos consolidar al departamento entre los más educados, donde se
preparan jóvenes con habilidades y conocimientos para que transformen la
sociedad y construyan su proyecto de vida.
Por el contrario, estaremos contribuyendo para que la inversión en la
universidad Nacional sede Caribe se convierta en el sueño y centro de
aprendizaje de jóvenes foráneos que con mejor preparación académica accedan a
su oferta académica.
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